Por Evaluación del Aprendizaje entendemos el proceso que permite determinar el grado de asimilación de los contenidos del curso por parte de los participantes. Se trata de medir el nivel de modificación producido en el conocimiento, habilidades y/o actitudes, atribuible a la formación recibida, producido en los alumnos.
La evaluación del aprendizaje es un proceso sistemático que de antemano se planifica minuciosamente, teniendo en cuenta diversos aspectos: cuándo, qué, cómo realizar la evaluación.
Los resultados de la evaluación del aprendizaje es uno de los indicadores del grado de eficacia de los programas de formación y, por consiguiente, de la calidad de la formación.
Los distintos tipos de pruebas de aprendizaje nos indican en qué grado los participantes dominan la materia del curso en el momento en que se les ofreció la formación. Cuando evaluamos el aprendizaje de los participantes estamos midiendo, a la vez, la propia competencia de los formadores. Igualmente se propicia que el alumno pueda tomar conciencia de lo aprendido y tome las decisiones que estime oportunas en consecuencia.
En función de la naturaleza del curso y los objetivos que nos planteamos, determinamos y diseñamos el tipo de prueba de evaluación más idóneo a utilizar. Así, podemos tener cursos en los que se incluyen pruebas de conocimientos (cuestionarios de preguntas abiertas o cerradas, tipo test), pruebas situacionales o de simulación (juego de roles, estudio de casos…) u otros tipos de pruebas de evaluación (discusiones en grupo, observación directa…).