Evaluación

La evaluación de la formación se inscribe dentro de los esfuerzos para lograr una formación de calidad, es decir, una formación que sea pertinente (adaptada a las necesidades de formación existentes) y se lleve a cabo adecuadamente (profesorado de calidad, buena organización de acciones formativas, etc.) sea efectiva (logre los objetivos de aprendizaje previstos) sea reflejo eficaz, eficiente y rentable.

La evaluación de la formación en las organizaciones es una estrategia necesaria que garantiza la calidad de las acciones formativas e impulsa el proceso de aprendizaje constante que el entorno actual exige. La razón para evaluar es determinar la efectividad de las acciones formativas que ofrecemos, así como la forma en que podamos mejorarlas.

Desde esta perspectiva, entendemos la Evaluación de la Formación como un proceso sistemático que nos permite comprobar el nivel de consecución de los objetivos de los planes de formación que desarrollamos, es decir, implica valorar los resultados a corto y largo plazo como medida de su eficacia.

Como proceso cíclico, la evaluación es el punto de referencia para iniciar el nuevo proceso, es una etapa decisiva para la toma de decisiones, de ahí su importancia. De las conclusiones obtenidas del proceso de evaluación podremos tomar decisiones para optimizar nuestra formación futura: adoptar medidas para mejorar la metodología empleada; rediseñar los materiales didácticos; reformular los objetivos; crear recursos innovadores; cambiar el profesorado para finalmente, determinar si una acción debe continuar o se debe eliminar. Es una tarea difícil pero enormemente necesaria, ya que sólo con la evaluación podremos detectar los efectos de las acciones formativas llevadas a cabo.